lunes, 10 de mayo de 2010

Mi aventura de ser docente

La lectura de José M. Esteve me hizo recordar un comentario que muy a menudo me hacían mis compañeros docentes, en el sentido de pretender que los estudiantes se apasionaran por el estudio de la Historia e incluso llegaron a considerar que exageraba al pretender que su dominio de los acontecimientos históricos tenia que ser exacto y me parece que el autor describe de manera muy atinada a la recién egresada de una universidad que considera que el conocimiento más importante es el que le proporcionó su carrera profesional y en consecuencia sus alumnos están obligados a dominar en un semestre la que a la maestra le llevo cinco años. y lo anterior se agrava aún más porque los jóvenes como estudiantes de carreras técnicas, muestran poco interés por las humanidades. Y hoy me reconozco responsable de que mis alumnos se hayan sentido incómodos en una clase donde lo más importante era almacenar información, escuchando a su maestra que con frecuencia les habló de la experiencia de consultar documentos en los archivos, paleografiar documentos antiguos y hacer una investigación que concluyó en tesis de licenciatura, pero se me olvido que la motivación que tengo por leer y analizar textos de Historia no es la que misma que tiene un joven de bachillerato.
Ahora estoy de acuerdo en que los contenidos de enseñanza deben ser adaptados al nivel de conocimientos de los alumnos, para despertar en ellos el interés por aprender cualquier área del conocimiento y sólo así estaría cumpliendo con mi función de interlocutora entre la ciencia y mis alumnos.

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